La industria textil mexicana juega un papel importante, tanto en el mercado nacional como en el estadounidense. Su aportación económica a diversas entidades del país la ubican como una actividad productiva dinámica y relevante. En la década de los noventa, la industria textil se favoreció con la apertura comercial y aprovechó las ventajas arancelarias, en especial las del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN). Desde el año 2000, esta industria afrontó una creciente competencia de países como China. Sin embargo, en los últimos nueve años, la industria textil mexicana ha
enfrentado una crisis que se traduce en la baja de producción, empleo y ventas, además de una continua pérdida de competitividad, razón por la cual se consideró importante realizar un estudio ulterior de la industria que nos ocupa. Por tanto, el presente estudio tiene como objetivos:
analizar la situación actual de la industria, así como su participación en la economía
nacional y en el mercado internacional; diseñar escenarios prospectivos de la industria; y presentar estrategias para lograr la competitividad de la misma.
La industria textil mexicana se integra principalmente por micro y pequeñas empresas (85.9%). En 2006, la producción nacional de fibras químicas estuvo centrada en fibras sintéticas (93.1%) más que en fibras artificiales (6.9%). En términos de valor existe mayor énfasis en la fabricación de insumos textiles (69.5%) frente a la confección de productos textiles (30.5%); durante 2003-2006, el segmento que arrojó un mayor crecimiento fue el dedicado a la fabricación de productos textiles (15.5%).
En 2006, el total de exportaciones e importaciones textiles ascendió a 24,610.2 y 73, 217.5 millones de pesos, con un déficit en la balanza comercial de 46,607.3 millones de pesos. Los principales productos exportados por la industria textil mexicana son fibras y filamentos sintéticos y artificiales (24.1%). En 2006, México participó con el 1.0% a las exportaciones mundiales de textiles, en tanto que las importaciones de textiles realizadas por nuestro país representaron el 2.6% del total mundial. El porcentaje de participación de México en las importaciones de textiles de EUA ha caído notablemente a partir del 2000, cuando la participación fue de 10.2%, hasta ubicarse en 2006 en el 7.5%. Durante 2000-2004 se presentó un decremento del 22.5% en el personal ocupado en la industria textil, con una pérdida de 52,408 empleos. Además, en ese periodo se reporta un descenso del 9.7% en el personal ocupado remunerado de la industria maquiladora de exportación textil. Cabe mencionar que el costo de mano de obra por hora en la producción de textiles en México en 2007 fue de 2.45 dólares, según lo señalado por Werner International.
En lo referente a la situación tecnológica, la industria textil ha presentado importantes avances en las últimas décadas del siglo XX, especialmente con el surgimiento de las computadoras y las tecnologías de información (TI). Como consecuencia, la maquinaria textil presenta diversos niveles tecnológicos, desde equipos que se controlan manualmente hasta aquéllos automatizados que operan en línea de manera integrada en una empresa textil de alta tecnología. Las TI para la industria textil cuentan actualmente con aplicaciones relevantes para la producción y administración de una empresa, en este caso se incluyen tecnologías de diseño asistido por computadora (CAD – Computer Assisted Design) y de manufactura asistida por computadora (CAM – Computer Assisted Manufacturing) para la hilatura, tejido plano, jacquard, tejido de punto, tintura,
estampado y acabados, así como sistemas completos como las tecnologías de manufactura integrada por computadora (CIM – Computer Integrated Manufacturing) y los sistemas de planeación de recursos empresariales (ERP – Enterprise Resource Planning). También las TI se aplican en el comercio electrónico en la industria textil.
Para conocer la situación de las empresas de la industria textil mexicana, durante 2004 y 2005 el CEC-ITAM realizó una encuesta independiente a una muestra de 105 empresas de la industria textil en ocho entidades federativas: Aguascalientes, Distrito Federal, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Puebla y Tlaxcala. Los principales resultados obtenidos en la encuesta indican que el 64.8% de las empresas textiles tiene 30 años o menos de haber iniciado operaciones, el 93.3% es independiente y el 97.1% cuenta únicamente con capital nacional. Por lo que se refiere a sus actividades productivas, se
identificaron empresas que realizan desde una actividad de la cadena hasta aquellas que se encuentran en parte integradas verticalmente y que ofrecen paquete completo. En lo particular, el 39.0% realiza hilatura, 58.1% tejido, 59.0% acabados textiles y 63.8% fabrica productos textiles terminados. Por lo que atañe a la comercialización y ventas, se identifica que un alto porcentaje de las empresas encuestadas vende su producto principalmente en la región (44.8%) y en otros estados diferentes a donde se ubica la empresa (80.0%). Un bajo porcentaje de las empresas depende de un pequeño número de clientes, específicamente el 16.2% tiene entre 1 y 10 clientes. El 40.0% de las empresas exporta y sus principales mercados corresponden a la región del TLCAN, Europa y América Latina. Por lo que toca a la tecnología con que cuentan las empresas se identifica que únicamente el 26.5% tiene maquinaria computarizada para hilatura, 36.9% para tejido y 15.7% para teñido.
La producción de la industria textil y su crecimiento,
principalmente en los países en desarrollo, puede entenderse primero por los
acuerdos regionales, como ya se hizo mención líneas arriba, y por otro lado por
la relocalización de las fases de producción en el mundo.
Desde mediados de los años 60s los países en desarrollo
realizaban el 15% de las exportaciones de la industria textil, para el año 2000
la concentración de las exportaciones por parte de los países en desarrollo es
de más del 50%. Así, mientras aquellas fases de la producción textil intensivas
en mano de obra y recursos humanos, se concentraron en los países en
desarrollo, mismos que cuentan con ventajas comparativas en estos rubros,
aquellas que son intensivas en capital se siguen manteniendo en los países
desarrollados.
Los países en desarrollo se han convertido en simples en
ensambladores que exportan los bienes terminados a los países desarrollados y
reimportan los mismos bienes a precios más elevados. Por otra parte, el
comercio de textiles se realiza en mayor medida entre los EEUU y la UE
alcanzando el 70% del comercio total de los textiles y la ropa.
Más del 35 por cierto del comercio mundial de textiles ha
sido un comercio mutuo entre los países más desarrollados. Es decir, para 1996,
las exportaciones mundiales totales ascendieron a 150 mil 200 millones de
dólares, de los cuales, 53 mil millones correspondieron al intracomercio de los
países desarrollados (comercio entre los países desarrollados. En forma
similar, el intracomercio de los países menos desarrollados fue sustancial. Es
importante notar que, las exportaciones textiles de los países menos
desarrollados se dirigieron en mayor medida a otros países menos desarrollados
que a los países más desarrollados ―casi el doble (42 mil 600 millones de
dólares para los primeros y 22 mil 500 millones de dólares para los segundos) ―
(Dickerson: 1999: Cáp. 6:10).
Este nuevo mapa de la industria textil mundial, presenta una
disparidad con respecto al valor agregado, como se puede observar en el cuadro
2, en lo que respecta al valor agregado mundial de todos los sectores manufactureros,
encontramos que existe una concentración por parte de los países
industrializados, y que si bien, han tenido una disminución desde 1985, siguen
concentrando las tres cuartas partes de valor agregado mundial. Esta
disminución del valor agregado, puede deberse al incremento de los países en
desarrollo y Estados Unidos y Canadá.
En lo referente a la industria textil, encontramos que
existe la misma situación, en donde los países industrializados disminuyen 10
puntos porcentuales, mismos que crecen para los países en desarrollo, y esto
puede ser explicado, como parte de la relocalización de la producción de la
industria textil de ciertas fases de producción de los países industrializados
hacia los países en desarrollo, por lo que no existe un crecimiento mayor del
valor agregado por parte de estos últimos.
Por lo que, la estrategia exportadora de los países en
desarrollo funcionó como un mecanismo de desarrollo económico desde la década
de los setentas, principalmente por los bajos salarios pagados, lo cual implica
bajos costos de producción. Actualmente, este mecanismo no es suficiente para
alcanzar un crecimiento económico, mucho menos ser competitivo en el mercado
mundial que a partir del primero de enero del 2005 quedan sin restricciones la
industria textil y del vestido.
Es decir, los países en desarrollo tenían una ventaja
comparativa suficiente para ser competitivos en el mercado mundial, sin
embargo, ahora no solamente es necesario tener una ventaja comparativa, sino
que también es necesario desarrollar una estrategia de apoyar aquellos sectores
que generan mayor valor agregado, que permita una especialización en dichos
sectores que los haga ser competitivos en el mercado mundial, aprovechando de
esta manera las oportunidades de acceso al mercado mundial y acelerando la extensión
de sus redes de distribución de forma global.
Para el caso de los países desarrollados, este nuevo
escenario de libre competencia y apertura comercial resulta benéfico si se
considera que dichos países siguen concentrando un mayor valor agregado como
resultado de las innovaciones tecnológicas en el proceso de producción, así
como por los grandes adelantos realizados por la industria química que ha
permitido el uso de nuevos materiales en la industria textil, lo cual se
traduce en una barrera a la entrada para los demás competidores.
Para el caso de las exportaciones, nos encontramos que para
el año 2000, las principales corrientes regionales en las exportaciones de
textiles, se siguen concentrando a nivel intra. Con una participación mayor de
las exportaciones por parte de Asia (intrarregional) con un valor de 42.8 MMD y
Europa Occidental (Intrarregional) con 38.7 MMD, concentrando la mayor parte de
las corrientes de exportación mundial de los textiles.
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